Hasta hace poco tiempo este crucero se decoraba coincidiendo con la fiesta de San Roque con arcos de flores. Fue levantado sobre cuatro escalones en el año 1764, tal y como consta en un epígrafe más amplio hoy ilegible. Presenta pedestal cúbico, con aristas superiores achaflanadas, columna de sección cuadrada primero y, luego, octogonal. Baquetón de forma de cordón que precede a un collarino liso. Sobre él un original capitel de volutas esquinadas con el símbolo de la muerte bajo los pies del Crucificado, que se presenta rígido e inexpresivo, inhumano. En su anatomía destaca su peinado: “una larga espiral que forma un único y grueso tirabuzón”, en palabras de Sánchez Cora y Martínez Plasencia (1990). En el reverso una Virgen tallada en el mismo bloque que el Cristo que cubre su cabeza con un manto liso que deja ver los pliegues del vestido. De anatomía frontalista e inverosímil, lleva en el regazo el Niño Jesús, con los bracitos abiertos en actitud jocosa y posan el peso de sus cuerpos sobre la cabeza de un querubín.