Situado en el atrio parroquial, fue levantado en 1833, segundo reza una inscripción ubicada en el reverso de la peaña de la cruz principal. Está conformado por tres cruces de granito que aparecen protegidas por una reja metálica. Delante de ellas un pousadoiro ornamental –que ya no se utiliza– en el que destaca un hermoso frontal de sinuosas molduras con una placa en círculo en el centro. La cruz central presenta un pedestal cuadrado en el que aparecen inscripciones relativas al año de construcción, nombre del escultor (Manuel González) y del párroco en cada una de las caras. El varal es de base cuadrada hasta una altura de un metro; a partir de aquí es de sección octogonal. En la mitad del fuste aparece la figura de San Xosé y en la parte posterior la de San Xoán Bautista. La cruz es cilíndrica y acoge la figura del Cristo crucificado y, en el reverso, la imagen de la Virgen del Rosario. Las cruces laterales se asientan sobre pedestales ligeramente más pequeños en los que aparecen los nombres de los ladrones que acompañaron a Cristo en el Calvario: Dimas, el buen ladrón, y Giestas, el caco. El fuste de la columna es cilíndrico, reduciéndose su circunferencia en el extremo superior. La cruz de la derecha es cilíndrica y con nosotros pareciendo un árbol. Justo al lado de la fachada principal del templo se yergue otro Calvario granítico, este sin figuración, en el que destaca la plasticidad y realismo del sudario que cuelga del travesaño.